Cómo actuar en mi día a día

¿Orden o TOC?

Por: Diana Hernández

Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar…
¡Necesidad, gusto y paz total!

¿Cómo? ¿Me estás diciendo que hay gente a la que le gusta ordenar y limpiar?
Claro… así como hay personas a las que les cuesta trabajo el orden y la limpieza… hay personas a las que les gusta.

Partamos de que la limpieza, la disciplina y el orden son valores fundamentales; son hábitos que te llevan a mejorar tu productividad, bienestar y calidad de vida. En este mismo Blog, en entregas anteriores, hemos abordado lo abrumador y cansado que puede llegar a ser la suma de quehaceres y labores; así como la importancia de generar sistemas que nos ayuden a hacer más ligera la carga y a mantener nuestros espacios limpios y en orden, de modo que podamos sentirnos cómodos en ellos y con esto aunar calma y paz a nuestro interior.

Si soy ordenado, disciplinado y limpio… ¿Qué podría salir mal? Bueno… pues resulta que podría ser riesgoso caer en el extremo contrario… ¿exageradamente ordenado? ¿exageradamente disciplinado?

En el presente encabezado establecemos el cuestionamiento de ¿orden o TOC? Lo cual es ligeramente osado, pues hablar de TOC es hablar de un trastorno obsesivo compulsivo que requiere diagnóstico y tratamiento de parte de un profesional de la salud. Sin embargo, sí podemos reconocer comportamientos y conductas que se acercan a la fijación, a la obsesión y compulsión a la vez que se alejan del VALOR.

¿Cómo reconocer si mi orden es un hábito de valor o una conducta compulsiva? La clave está en la PRUDENCIA, que implica moderación, sensatez y templanza para procurar el bien mayor en cada situación. Para tenerlo más claro, veamos un par de ejemplos:


- Tienes una pequeña reunión familiar para recibir a tu tía que viene de fuera. Preparas todo con esmero y dispones los espacios para la comida y los lugares para los invitados. La reunión va transcurriendo y mientras toman el café y el postre, tu tía comienza a platicar anécdotas familiares… tú aprovechas para recoger los platos y vasos sucios para lavarlos y guardarlos… Posteriormente recoges los platos del postre y las tazas para terminar de limpiar la mesa. Tu tía te observa, guarda silencio, se pone de pie y va por sus cosas para despedirse y retirarse…

Quizás te des cuenta o quizás no, pero tu tía sintió que no te importaba lo que estaba platicando, que tenías prisa por recoger y que prácticamente la estabas corriendo…

¿Era tiempo de lavar y guardar o tiempo de convivir? ¿Qué era más importante en ese momento? ¿Cuál era el bien mayor? ¿Tu orden y limpieza fueron hábitos de valor o fueron comportamientos compulsivos?


- Vas a hacer tus compras al supermercado y al regresar, tu hijo y tu marido te ayudan a bajar las bolsas. Les pides que te las dejen en la barra y que tú te encargas de guardar, te ofrecen ayuda y te niegas, pues tú eres la que sabe dónde van las cosas… Tu marido deja las bolsas y se sienta a ver el fútbol… tu hijo, que parece no haberle dado importancia a tu indicación, te ayuda a guardar los cereales, cajas y latas. Cuando te das cuenta, revisas y le dices con molestia: “No, hijo… ya hiciste un desorden, te dije que no…” Tu hijo, desanimado, va y se sienta con su papá a ver el fútbol y se resigna a que él no es bueno para eso… Ya no insistirá en futuras ocasiones, que al cabo es más cómodo sentarse a ver el futbol.

Entre guardar como a ti te gusta y compartir la labor en familia ¿Qué era más importante? Entre guardar con tu perfecto orden… e incluir a tu esposo a la vez que fomentas en tu hijo el espíritu de servicio y el hábito del orden ¿Cuál era el bien mayor? Entonces ¿Tu orden fue un hábito de valor o fue una conducta obsesiva?

Si ser ordenado y disciplinado te permite ser productivo, vivir cómodo, sentirte tranquilo y mejorar tu calidad de vida, así como la de los tuyos ¡Es maravilloso! ¡Felicidades! Pero ¡cuidado! Si te provoca ansiedad, si te impide disfrutar los momentos en familia, si te frustra y enoja que los resultados no sean como los esperas, o si te lleva a ser intolerante con quienes no cumplen tus estándares, al grado de preferir que se aparten en vez de promover las responsabilidades compartidas… ¡Alto! Es momento de hacer una pausa, reflexionar y poner en ORDEN las prioridades…

Y sí, un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar; la limpieza y el orden son actos de amor propio y hacia los tuyos… Sólo recuerda que no hay práctica que pueda prescindir de la PRUDENCIA.

“El valor sólo es una gran virtud cuando se deja guiar por la prudencia”
François Fénelon (1651-1715)

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